De cielos y de infiernos…

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Conozco personas, que aún rechazando la existencia de Dios viven sin odio, sin resentimiento, egoísmo o falta de amor, con una ética y moral intachable y desinteresada. Respeto mucho el ateísmo. No conozco ateos que nieguen la existencia de Dios para “hacer lo que les dé la gana” y, para ser sincera, me cuesta mucho más entender y respetar muchos aspectos de las diferentes religiones.
En este momento de mi vida me es indiferente si existe el cielo y el infierno despues de la vida. Creer o no que existen no va a cambiar mi comportamiento ni para bien ni para mal. Seguiré viviendo de la manera más amorosa que me es posible.
Creo que la motivación humana va más allá de la búsqueda de un premio o el miedo a un castigo. Creo que quien actúa de manera inadecuada, egoísta, superficial, casi siempre lo hace porque fue lo que aprendió, casi siempre desde la sensación de no ser amado incondicionalmente. Y creo que Dios es energía amorosa incondicional, por muy hippy que parezca. Por eso dudo que el amor incondicional castigue al alma humana con un infierno lleno de sufrimiento. Y, en especial dudo que castigue, de cualquier manera, a quien no crea en él, o crea en él de una manera distinta a la establecida por las religiones, y sinembargo lleve una vida consciente de que el dañar a otros es en últimas dañarse a si mismo y a quienes ama.
Si existe el cielo y el infierno después de la vida, creo que Dios encontrará la manera de mostrarmos el amor en cada una de ellas, y no como premio ni como castigo, como una invitación a reconocer lo aprendido en la experiencia humana.

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One Response

  1. Tienes razón, nadie debe hacer las cosas únicamente por la recompensa (llámese Cielo, Nirvana, etc.), ni siquiera dejar de hacer las cosas por castigo (Infierno, cárcel, miedo, dolor)… El día que entendamos que NO hay nada malo en la vida, y que todo nos sirve para aprender -inclusive la maldad-, ese día seremos más auténticos, y ese día nos habremos conectado con nosotros mismos, con nuestro Yo interior; de esta manera podremos aprender de nuestros errores, de los errores de los demás, y sobre todo de lo bueno que tenemos dentro, y ver lo bueno que hay en los otros… Así la violencia se alejará de nuestro interior porque ya entenderemos lo que sucede en nosotros y en nuestros semejantes, y sólo quedará amarlos para ayudarlos a encontrarse a sí mismos…

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