Soy una persona que trata de vivir la vida con profundidad. Y hasta hace muy poco juzgaba muy duro la superficialidad. Hoy me veo enredada y conflictuada con temas que creo pueden ser sólo superficiales o de apariencia.
Ya he escrito bastante sobre quienes quieren imponer como la única forma correcta, el lenguaje “persona primero” y hablar de la neurodiversidad como algo que se “tiene” y no se “es”. Ahora llega abril, con su “conciencia” sobre el autismo. Las organizaciones locales invitando a encender el mundo de azul y a poner nuestra “fichita” de rompecabezas.
Lo que me pasa es que conozco la organización que originalmente promueve el encender de azul. Y no comparto sus valores. Para mí, el autismo no es tragedia. No quiero una cura a mi neurotipo. No quiero que nos quiten artificiosamente las estereotipias para que “no se nos note”. No quiero que se invierta dinero en eugenizar el mundo para evitar gente como yo. Sólo un mínimo de los fondos de esa organización se usa en verdaderamente ayudar a quien está en el espectro autista, y muchas veces esta “ayuda” consiste en exigir comportamientos neurotípicos, no en mostrar al mundo maneras más sanas de incluirnos y aceptarnos. Estas organizaciones fomentan miedo. Consideran nuestra neurología “el enemigo” con quien hay que luchar.
Con la ficha de rompecabezas pasa similar. Nos pone como un acertijo por resolver. Nos representa como algo que hay que “hacer encajar” en el mundo. No me gusta.
Sé que es altamente posible que las organizaciones locales no necesariamente sigan los lineamientos de la organización eugenecista. No he visto en su publicidad incitación al miedo.
Sí he visto en la mayoría de terapeutas locales por un lado el afán de normalización a cualquier costo emocional y por otro la incapacidad de empatía por lo que pasa en nuestro interior cuando tenemos comportamientos socialmente desafiantes.
Y quizás por el apego a estas formas me privo de una tribu presencial. Me muestro arrogante con esa actitud, ya conocida, de que no me pueden dar la ayuda exacta que yo necesito. Lo reviso en mí para quizás algún día integrar el azul al todo de la neurodiversidad, sin oponerme. Hoy no lo logro.
Por eso en abril encenderé el mundo de ORO (oro en la tabla periódica es AU ❤), caminaré en rojo, y pintaré el mundo de colores por la aceptación del autismo y la neurodiversidad.
No en azul.
2 Responses
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