Mi país dijo NO a las FARC. En gran medida dijo si al miedo y al terrorismo (según mi definición en esta entrada). También dijo si a la violencia como escenario de “solución” de conflictos. En gran medida dijo sí al querer desaparecer a otro antes de estudiar la posibilidad de sentarse a hablar en la misma mesa o en el mismo congreso.
Yo dije sí al plesbicito. Dije sí sabiendo que para mí el proceso de paz es conmigo misma. Y que cada día me animo más a acompañar a otros a encontrar esa paz consigo mismos, a comprometerse en un proceso de aprender a quererse.
En estos días me muevo mucho en la polaridad confianza – miedo. Y desde el miedo quiero tener el control. Quiero saber, quiero poder predecir el futuro. Desde el miedo quiero poseer y quiero ocupar. Temo no ser reconocida. Desde el miedo están las expectativas y la frustración cuando no se cumplen. Desde el miedo vivo en amargura y prisa. Ocupo espacios compulsivamente, sin disfrutarlos. Desde el miedo también me escondo. El miedo y la desconfianza son invitados frecuentes en mis clases de Movimiento Vital Expresivo. Son lo conocido en mí. Me muevo mucho menos desde la confianza.
Y confío. Confío en la resiliencia de los seres humanos. Confío en que la vida me mueve de los lugares a los que llego desde el miedo o desde los “deberes ser” impuestos. Confío en que el placer es señal de bienestar. Confío en mi intuición y en mi sentir. Confío en mis emociones como mensajeras y ya no las veo como enemigas. Confío en que puedo encontrar el equilibrio sólo con “estar” sin necesitar el “empuje” del “hacer compulsivo” y de la ilusión que es la búsqueda del logro.
Confío. Y busco en mí las sensaciones corporales que me invitan a la confianza. El sentirme sostenida hasta por el aire. El reconocer mis pies como raíces profundas. El ser una con la tierra, madre tierra y al tiempo ser chispa divina. Confío en el alma de mi hija que me dice que estamos más protegidos de lo que creemos y que esa protección es dulce y placentera. Confío en el alma de mi hijo que me dice que no luche contra las olas de caos sino que me deje llevar. Confío en tantas voces que hoy son mis tribus. Y confío en que hoy puedo cada vez más ver al otro como otro en lugar de antagonista.
Confío. Y me comprometo a explorar cada día más esa confianza, habitarla.
Hoy elijo confiar.
[Descripción de la imagen: imagen con fondo azul con textura y el texto “Confío. Y busco en mí las sensaciones corporales que me invitan a la confianza. El sentirme sostenida hasta por el aire. El reconocer mis pies como raíces profundas. El ser una con la tierra, madre tierra y al tiempo ser chispa divina. “]
One Response
Papá DivertidOOs
Definitivamente el miedo pudo más que la esperanza, las ganas, la ilusión y la sonrisa.
Tengo dolor en el pecho.
Pero bueno, seguiremos diciendo si a la confianza, si a nosotros mismos… y ya vendrán mejores