Gracias a mi «interés especial» en crianza respetuosa de hace unos años, pude ver que los premios y castigos no son la manera en que quería criar a mis hijos.
Yo no quiero hijos obedientes sino con pensamiento crítico.
Por eso no están en colegios tradicionales. Aún en los menos tradicionales sigo viendo sus maneras de educar muy orientadas a cambiar comportamiento sin analizar causas subyacentes.
Se resisten a ver los «malos» comportamientos como síntomas de malestar, como un lenguaje que quizás comunica (aunque no necesariamente de manera intencional) lo que no se ha logrado transmitir por otros medios.
En estos días alguien escribía sobre las «caritas felices» para motivar a que su hijo tenga un «buen comportamiento».
Además del conductismo me hace mucho ruido la frase «buen comportamiento».
Es un concepto tan abstracto y subjetivo que a mí de niña me llevaba a la parálisis, al querer se invisible y al no disfrute.
Por algún motivo ser espontánea y auténtica parecía ser para mí sinónimo de «mal comportamiento».
Y creo que el miedo a no ser lo suficientemente buena me robó capacidad de autenticidad, disfrute y gozo que aún hoy no recupero completamente.
No sé si para estas personas que usaban caritas felices para modificar el comportamiento es claro y en casa definan claramente lo que significa «buen comportamiento».
A mí no me lo pudieron o quisieron definir.
Y aunque dije que yo como persona autista hubiera necesitando algo más específico, la respuesta no fue aclarando el término sino diciendo «a mí me funciona».
Curiosamente, o no tanto, «a mí me funciona» es una de las mismas justificaciones que dan quienes defienden las palmadas como disciplina, algo que la ciencia ha demostrado una y otra vez que es dañino.
Hoy a los 44 años me sigue haciendo ruido la tan colombiana fórmula de despedirse con un «juiciosa» o «portate bien».
Además de la condescendencia implícita en las palabras, me molesta porque a mí, el «entrenamiento» en «portarme bien» me ha quitado mucho más de lo que me ha dado.
Si a mis 44 años me cuesta entender qué significa «buen comportamiento», pienso que también puede ser difícil para cualquier autista, incluso para cualquier persona.
Ante la falta de respuestas concretas sobre su significado asumo que «buen comportamiento» significa complacer a la autoridad de turno aún por encima de las propias necesidades.
Si no ¿Por qué no son capaces de especificar a qué corresponde?
Quiero imaginar que es lo que Judy Endow llama «currículo oculto», aquellas normas sociales que supuestamente «se saben» o se entienden sin explicárselas a la mayoría.
Pero en este caso creo que ni siquiera se saben. Se espera que entendamos la definición de «buen comportamiento» de cada autoridad y sepamos actuar de acuerdo a ello para complacerle.
Dice Alfie Kohn que los premios, las caritas felices entre ellos, no son diferentes a los castigos, sólo la otra cara de la misma moneda.
Y tal como en los castigos, muchas veces son estrategias de control de comportamiento que no tienen en cuenta que el mal comportamiento en menores de edad por lo general es una RESPUESTA a un entorno hostil, no un ataque deliberado.
Tanto exigir y premiar el «buen comportamiento» como reprimir y castigar el «mal comportamiento» se quedan en lo superficial, son soluciones simplistas y poco empáticas. ¿Por qué los rechazo?
- «Buen comportamiento» no es lo mismo para todo el mundo. Es subjetivo y arbitrario. Puede cambiar radicalmente de acuerdo a la autoridad de turno.
- El premio, la carita feliz en este caso, suele no estar relacionada al comportamiento. Si no está definido en comportamientos específicos, preferiblemente acordados con la persona, lo que se busca es un complacer a la autoridad de turno. Y puede pasar que alguien, por complacer a la autoridad de turno, trate de ocultar sus gustos, preferencias, incomodidades. Se niega a sí misma por complacer a quien evalúa.
- Para alguien que no es de neurotipo autista le es muy fácil creer que los comportamientos autistas son «mal comportamiento» y reprimir por ejemplo las estereotipias que son valiosas herramientas de autorregulación. O reprimir las crisis tipo meltdown dando el mensaje de que nuestro malestar no les importa.
- Cuando la crianza o las terapias se centran en erradicar comportamientos, la causa raíz de los comportamientos es deliberadamente ignorada. Buscan conformidad en lugar de enseñar estrategias para hacer frente a las dificultades.
No creo que estas estrategias sean efectivas y beneficiosas para nadie a largo plazo.
Para autistas como yo, pueden terminar siendo sentencias.
Si tengo una crisis, o uso una estereotipia, es algo que no puedo evitar, y por tenerla o no poderla disimular me quitan privilegios, no me dan algo que quiero, así sea el amor o reconocimiento de mis padres u otras autoridades.
Pierdo reconocimiento, muestras de afecto por tener un neurotipo diferente.
Esto es una forma de decir que soy en esencia una «mala persona», que el neurotipo, que no puedo cambiar y es diferente al de una mayoría no me permite ser «buena persona».
Significa que debo negar quien soy para ser aceptada.
Y no logro ver esto sin creer que es discriminación.
Imagen tomada de: http://enlaescuelacabentodos.blogspot.com/2009/10/economia-de-fichas/?m=1
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Perspectivas | Aprender a Quererme
[…] que no vean más allá de los comportamientos autistas que buscan eliminar con terapias abusivas, que no se pregunten qué de sus propias actitudes las […]