La belleza, la salud… La Discapacidad

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Hace unos días publiqué en mi muro de Facebook una foto actualizada. Una foto sin maquillaje, como suelo estar, con mi ojo tapado, como necesito estar hoy. Une amigue me dice “bella”, le digo que me cuesta sentirme bella. De ahí en adelante los comentarios en mi muro fueron tipo “la belleza está en el interior” o “que te mejores pronto” . Sé que con mi comentario de no reconocerme bella propicié los comentarios sobre la belleza. La belleza es para mí un concepto raro. Quizás no solo hoy, desde que me acuerdo siempre lo ha sido para mí, me molesta mucho oír que se juzga y se valora a una persona en la arbitraria dicotomía belleza-fealdad. Rara vez me han atraído las personas reconocidas bellas. Rara vez me han atraído las personas por su físico. ¿Ver una peli por la guapura de sus protagonistas? Eso no pasó ni en mi adolescencia.

Mi intención con mi imagen estaba muy lejos de conseguir “comentarios compasivos” ni sobre mi belleza ni sobre mi salud. Era una forma de salir del closet como quien soy hoy, salir del closet de la discapacidad no sólo autista. No quiero ocultar mi imagen de acá en adelante o maquillarla para entrar en un canon de belleza arbitrario o para ocultar mi discapacidad. No quiero estar pendiente de destaparme el ojo, de que si el ojo destapado es el menos desviado, “deforme”, que si me veo con exoftalmos o mirada de susto. Esta soy hoy, autista (que siempre he sido), con una autoinmune que no va a desaparecer porque aunque pueda entrar en remisión eso no será cura. Soy la que hoy vive con poca energía. También soy las que está queriendo salir de cánones de belleza definidos arbitrarios. Esta soy yo hoy, encarnando mis divergencias, mis discapacidades, mi propia estética, mis cambios, explorando como vivir mi vida plena siendo fiel a mi misma. Estoy tratando de soltar mi necesidad neurótica de ser aceptada, de ser y parecer “agradable”, la que por décadas intenté con resultados poco sanos para mi salud mental.

Me debato mucho entre quien soy hoy y la que busca estar “sana”. Desde la teoría paradójica del cambio que tanto nombro, el cambio se da desde la aceptación de quien soy y no desde el esfuerzo de parecer otra. Soy autista, discapacitada, aceptar eso me ha transformado en una versión que me gusta más de mí, más auténtica. ¿Cómo transformarme también desde la enfermedad? ¿Cómo me acepto desde la enfermedad? ¿Cómo no buscar el cambio si puedo morir si dejo de tratar mi enfermedad de manera alópata? Por muy “nueva era” que sea este concepto, creo en la salud como mensajera de situaciones emocionales no resueltas, donde hay otra paradoja ¿O la misma?: El cuerpo no sana desde el querer estar sana sino desde escucharme. Por eso no creo en que haya mantra, hechizo, amuleto, pensamiento positivo, quizás ni siquiera homeopatía que traiga salud. Tratar de sanarme por esos métodos creo que es tratar de evitar el fondo del asunto, algo cercano al bypass espiritual. También algo tiene de apego a quien era antes, a esa que no supo escuchar sus necesidades. O las supo escuchar pero tomó otras decisiones. Con esta autoinmune (creo que con ninguna) no hay píldoras alópatas que sanen el origen, sólo tratamientos que tratan los síntomas mortales y los incapacitantes.

El sistema de salud no me acompaña en mi enfermedad, busca acallar síntomas, volverme nuevamente productiva desde los estándares capitalistas. Me propone tratamientos invasivos, con efectos secundarios molestos. Me he visto temiendo la salud porque significaría que se espera que vuelva a trabajar en el sistema, donde tengo que simular no ser autista, en temas que poco me interesan, en los que no me interesa crecer, que hoy carecen de sentido, que incluso se oponen a lo que considero justo.

Tengo mucho miedo. De alguna manera creo que mi enfermedad me pide “borrón y cuenta nueva”, dejar todo aquello que me da seguridad y no me da gozo. Y me es difícil asumir la responsabilidad que ello conlleva.

[Descripción de la imagen: persona sin maquillaje, con un parche negro en un ojo, cabello corto con canas, una pava (sombrero) con tejido de colores natural y café, sosteniendo su barbilla con una mano]

One Response

  1. Liliana
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    Que bella, poderosa y transformadora valentía.

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