¿Las Personas Autistas somos «naturalmente agresivas»?

with No Comments

3 ABRIL 2019
Disipar un mito.

#30DiasDeAceptaciónAutismo #2019 #MesdelaACEPTACIONdelautismo
#SoyAutista
#AutismoSinMitos

Esta semana una madre dijo, como si fuera una verdad absoluta, que nuestra naturaleza autista es agresiva. Luego, cuando mostré mi indignación por su comentario, lo consideró una confirmación de su verdad.

Es un mito.

Yo lo entiendo como lo describo a continuación, si alguien entiende mejor la neurocepción y teoría Polivagal, por favor me corrige.

Los seres humanos tenemos un sistema que nos alerta sobre qué situaciones son seguras, cuáles constituyen un riesgo o un riesgo mortal. Este sistema es la neurocepción.

En uno de los grupos de autistas a los que pertenezco bromeábamos cuando teníamos situaciones en que nuestra neurocepción fallaba usando el hashtag #fightorflightfail (falla de lucha o huída). Un ejemplo de la broma podía ser «mi cuerpo no distingue entre que mi jefe pida reunirse sin previo aviso y un apocalipsis zombie». Es decir, racionalmente sabemos que el mundo no se va a acabar por la llamada de un jefe, y sin embargo nuestro sistema de estrés reacciona de manera «exagerada».
Muchas personas autistas (imagino que también personas con estrés postraumático u otras neurodivergencias) tenemos el sistema de neurocepción «dañado». ¿Es natural ese supuesto daño? No creo que sea así, al menos no completamente.
Las personas autistas sí podemos ser más sensibles que las personas no autistas, sensorialmente, a nivel de emociones, etc. Muchas veces recibimos «luz de gas» cuando nuestra experiencia no es compartida por la mayoría. Si algo nos afecta, con frecuencia recibiremos el mensaje de que «no es para tanto». Si desde la infancia nos presionan a desconfiar de la exactitud de nuestras señales corporales no tendremos un referente confiable para saber, por ejemplo, qué tan peligrosa es una situación. Por otro lado, nuestras experiencias sociales con frecuencia fallan y las explicaciones del porqué que recibimos de las personas no autistas, si es que las hay, no son claras o lógicas. Puede parecer para nosotros que fallan de manera errática y no logramos fácilmente sistematizar cuando fallan y cuando no. Para acabar de completar, las formas de crianza y educación prevalentes son castigar a quien «se porta mal». Muchas veces nuestras crisis, nuestra falta de filtros, nuestros no entender ciertas sutilezas sociales son considerados «mal comportamiento» y se nos castiga (o se nos deja de premiar/apreciar/reforzar positivamente) por ser autistas, por situaciones que están fuera de nuestro control. Desde aquí, no aprendemos, sino que vivimos en un estado de alerta pendientes de cuando va a llegar de la nada el siguiente castigo.
Algo o todo esto puede afectar que nuestra neurocepción no funcione de manera adecuada y respondamos a una situación supuestamente segura desde una respuesta de lucha o huída, haciendo parecer que somos personas agresivas (o evitativas también) «por ser autistas», cuando hay mucho de lo que la sociedad, familia y sistema educativo influencian para que nuestra neurocepción no funcione adecuadamente.

[Descripción de la imagen: un cuadrado color amarillo brillante que contiene un triángulo en el que hay la imagen de una calavera. Abajo un rectángulo en el mismo tono de amarillo que contiene la palabra PELIGRO en mayúsculas]

Leave a Reply