Un tipo de capacitismo escondido, pero aún capacitismo, es el de las personas que ante nuestra preferencia de hablar de que somos autistas nos responden “yo a mi retoño le llamo solo por su nombre”. Es parte, una faceta, de lo que yo llamo “capacitismo anti-etiquetas”.
Primero que todo eso no es verdad. No solo llaman a las personas por su nombre, ni reemplazan los adjetivos asociados a la persona “con su nombre”. Y sí, entiendo hay quien tiene miedo a que nos digan “hola Autista” en lugar de “hola Pepito”, peeeroooo…. al responder “por su nombre” en espacios en los que se habla de personas autistas y de las características de nuestro neurotipo… no solo es descontextualizado… es irrespetuoso. Más aún si estamos diciendo las personas autistas cual es NUESTRA PREFERENCIA.
El nombre y el neurotipo se usan en contextos diferentes. No sería útil, ni aumenta el nivel de información, que dijeran que Mónica aletea porque es Mónica. Tampoco sería útil que dijeran con respecto a mi vecina que Patricia habla con mucho sarcasmo porque es Patricia.
No hagamos del neurotipo de una persona un tabú… El nombrar nuestro neurotipo es información importante para ver qué ajustes se le dan a una persona. Y sí, las personas autistas damos ajustes razonables a muchas personas por ser neurotípicas. Ajustes que no les damos a autistas porque no las necesitamos entre nosotros. Saber el neurotipo de una persona ayuda a entender contextos, situaciones y conversaciones.
Porque autistas y alistas tenemos los mismos derechos pero no, no somos iguales.
También hay contextos en los que una persona va a necesitar los ajustes razonables por su discapacidad. Ajustes que son su derecho de acuerdo a la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad y no se los van a dar por ser Mónica o Pepito.
Quizás algún día a los seres humanos les den las herramientas de acceso y ajustes razonables que necesitan solo por existir… Lo deseo profundamente… Pero HOY, y creo que por al menos dos generaciones más, eso no es así y requerimos las herramientas que tiene el sistema hoy, un diagnóstico, un certificado de discapacidad, o lo que sea, para mostrar a quien DEBA darnos herramientas de acceso.
Y sí, hay padres que prefieren y eligen que sus hijos pasen por encima de sí mismos y se automaltraten antes de hacer uso de las herramientas actuales disponibles para que no se vulneren sus derechos. Y hay autistas que lo hacen también, por los motivos que tengan y no somos nadie para decidir por ellos cuando revelar su neurotipo o no. Y sí, es una realidad que hay paises y situaciones en que revelar tu discapacidad puede restarte derechos.
Mientras tanto, podemos normalizar y no hacer tabú el neurotipo. Podemos trabajar para que ser autista no tenga ninguna connotación negativa (ni necesariamente positiva) y que hablar de ello sea tan válido para describir a una persona, como su color de ojos, su nacionalidad, su profesión o por la emoción que presenta en un momento dado.
Evitar la palabra autismo para describir a una persona que es autista solo implica indirectamente que es algo tan malo, que hay que esconderlo… Lo innombrable…
Y como escribí hace un tiempo…
Antes de decir que «todos somos iguales» o que hay que «erradicar las etiquetas», debemos preguntarnos si lo que en últimas se busca es evitar el trabajo, o evitarle a otros el trabajo, de hacer ajustes razonables para que una persona pueda participar en comunidad en igualdad de condiciones que la mayoría.
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No somos iguales, pero deberíamos tener derechos iguales. Lo que suelen llamar «etiquetas» cumple la función de informar que tenemos unas características, o que somos de una comunidad discriminada y no buscamos que nos traten «igual que a todos», necesitamos que otros vean claramente nuestras diferencias y SE AJUSTEN a lo que necesitemos de acuerdo a nuestros derechos.

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